lunes, 27 de septiembre de 2010

RETORNO A AZTLÁN




    Por Joaquín Peña Arana


     A 20 años de distancia la cinta no ha perdido su vigencia. 

     Recuerdo haberla visto en el cine en una sala con no más de diez personas, si mal no recuerdo. Vivíamos en ese entonces otra etapa del Nuevo Cine Mexicano y se produjeron varias cintas, algunas notables, otras para el olvido. Era cine que se caracterizaba por disimular hasta donde era posible la precariedad con que fue realizado.

domingo, 19 de septiembre de 2010

PELÍCULAS MEXICANAS PERDIDAS





Por Joaquín Peña Arana

    ¿Se acuerdan cuando lo de Los Olvidados y la sorpresota que nos llevamos allá por el 2001? Se compilaba material de Luis Buñuel en la Filmoteca de la UNAM como parte del centenario del cineasta y de pura chiripa fue descubierto un rollo con un desenlace no solo  diferente sino opuesto en su totalidad a lo que la película representa.

domingo, 12 de septiembre de 2010

MEMORIAS DE UN MEXICANO




    Por Joaquín Peña Arana

    Echarse un clavado a las casi dos horas de este documental puede resultar aburridísimo, maxime ahora, donde el patriotismo es  moneda de bajísima denominación, el desdén al país es deporte nacional y la zozobra diaria nuestra circunstancia habitual. Pero Memorias de un Mexicano no tiene desperdicio. 

     Sí,  suena chocante para la actualidad la narración, como si fuera lectura de cuarto año de primaria o cortometraje de intermedio de los años cincuenta,pero lo valioso está adentro de la pantalla, ese es el monumental aporte del heroico trabajo realizado por Salvador Toscano. No fue tan sólo filmar en directo ceremonias y desfiles. Se movilizó a los lugares de conflicto. Él y su grupo de camarógrafos captaron lo mejor posible el desarrollo de eso que ahora llamamos Revolución Mexicana. 

Justo en este momento, lo que más me impacta, es ver las fiestas del centenario.  No queda duda: Porfirio Díaz hizo todo lo posible para que hubieran sido recordadas como la gran celebración nacional (no contó que aparecería el revoltoso de Madero).   A la distancia, lo único que se me ocurre expresar es la tremenda envidia de no poder hacer lo mismo ahora. Se supone que el país debería estar haciendo a un lado sus diferencias, siquiera por unos días. ¿Estaríamos mejor si jamás se hubiera iniciado el movimiento de independencia?, existen quienes afirman que todo era felicidad antes que Hidalgo se pusiera a gritar.  ¿Seríamos un mejor país si Madero mejor hubiera continuado su vida de hijo de familia rica o hubiera sido eliminado por Díaz?  ¿Y qué tal aquellos que, a fuerza, querían provocar una insurrención nomás llegando el 2010? ¿Se atreverían ahora?

Sí, hay muchas preguntas qué hacerse. Hay, también, un sentido de apatía, desdén, indiferencia y, dependiendo del lugar del país donde radiquemos, hay miedo. Mucho miedo.  En tanto agarramos rumbo y buscamos en verdad qué hacer, revisemos la historia. Algo podemos aprender de ella. No vanagloriarla pero tampoco satanizarla. ¿Qué vamos a decir cuando, en el futuro, nos pregunten qué estábamos haciendo en el 2010?


domingo, 5 de septiembre de 2010

EL AÑO DE LA PESTE




     Por Joaquín Peña Arana

    El asunto de la simulación en nuestro país ha sido cosa de tradición y costumbre que se ha ido heredando por generaciones. ¿Se acuerdan cuando el PRI era omnipotente y todos hacían como que había democracia y esas cosas? Y si por ejemplos nos vamos el asunto es de epidemia: escuela, religión, sindicatos, el hogar, la pareja. La sociedad.

Si bien El Año de la Peste está más incorporada a esa época setentera donde predominaba la fuerte influencia de las películas de desastre hollywoodenses y se vivía en nuestro país el afán de hacer una especie de cine de corte político-intelectual, hoy podemos darle otras lecturas y/o significados.  La trama de una inesperada pandemia que intenta ser disimulada por el gobierno se contextualiza en una población que lo sabe: algo ocurre.  Pero, en apariencia, nada ocurre a la vez.

Los signos irrefutables brotan en las máscaras, las señales amarillas, los hombres de uniforme y rostro oculto, los muertos, la violencia. Se suma también un elemento más que unifica en un criterio único a sociedad y gobierno: la indiferencia. Recuerdo en este momento la escena de la mujer que va por la calle y pasa indiferente a lado de un hombre quien está siendo agredido.

Película que puede resultar cansada porque buena parte se va en el bla bla bla de los personajes pero con un guión de García Márquez y diálogos de Gabo, José Agustín y Juan Arturo Brennan, no podía ser de otra forma. Felipe Cazals entregó una obra de gran formato plagada de luminarias.

Sobre El Año de la Peste, el sitio Más de Cien Años de Cine Mexicano señala en la sipnosis: “por su parte, la sociedad finge que no pasa nada, mientras la ciudad se llena de cadáveres”.