domingo, 26 de julio de 2009

¿TIN TAN EN LA PORTADA DEL SARGENTO PIMIENTA?

El candelabro mexicano en el círculo


Por Joaquín Peña Arana


Hubiera sido chido, ¿no?

Primero pensé que me estaban vacilando. Originalmente iba a comentar una película de Tin Tan pero al buscar información aterricé en algunas páginas de internet donde aseguran que el rostro del querido pachuco hubiera compartido créditos con Bob Dylan, Sonny Liston, Stockhausen, Marilyn Monroe, et al.

Lo explican de esta manera : durante el proceso para la sesión fotográfica de la portada en algún momento se pensó incluir una fotografía de Tin Tan. Las versiones que circulan afirman que el comediante o iba a viajar y no pudo asistir o pidió de último momento no aparecer, así que tuvo una charla telefónica con Ringo Starr para disculparse y sugerir como una forma de reemplazo un candelabro de cerámica hecho en Metepec con la forma del Árbol de la Vida. Más o menos hasta aquí lo que se puede encontrar.

Efectivamente, al revisar la portada del Sargento Pimienta ahí está el candelabro, justo a un lado de la pierna derecha de la muñeca de los Rolling Stones (me sorprende que durante tantos años los expertos mexicanos de rock no se hubieran dado cuenta). Un edición conmemorativa en CD por el vigésimo aniversario del álbum consigna en el número 74 un “mexican candlestick”, así viene escrito, pero sobre Tin Tan, nada. Algunas páginas en inglés (incluyendo la inefable Wikipedia) mencionan la presunta solicitud hecha por el comediante a Ringo Starr pero ¿alguna vez el propio Tin Tan habló del asunto o fue entrevistado en su momento al respecto? No que se sepa.

Habría que preguntarle a Ringo Starr, un día de estos que se deje ver.



26 DE JULIO DEL 2009

domingo, 19 de julio de 2009

EL VIAJE A LA LUNA


Por Joaquín Peña Arana

Méliès ya nos había llevado a ella

En Estados Unidos no aguantan que Francia sea considerada la cuna del cine, bueno, tengo esa leve impresión. Sí, es verdad que Edison tuvo el mérito de los primeros intentos pero por más que aleguen el cine tal y como lo conocemos y disfrutamos inició aquel 28 de diciembre de 1895 con la primera función que ofrecieron los Lumière.

El nuevo invento fascinó a muchos, incluyendo al director de teatro Georges Méliès. Ya no soltó a cine nunca más. Lo apostó todo, estuvo a punto de ser olvidado y morir en la pobreza, pero a cambio creó obras que siguen perduraron por su espectacularidad, emoción e ingenio en una época en que todo se realizaba frente a la cámara. Hizo muchas películas pero una en particular forma parte de eso que le llaman el imaginario colectivo.

La influencia cultural de El Viaje a la Luna (Le Voyage dans la Lune) subsiste hasta nuestros días, ¿se acuerdan del video de Smashing Pumpkins?, y si bien está basada en la obra homónima de Julio Verne no hay futurismos como los que se pueden localizar en 2001 excepto, quizás, en el hecho que para retornar a la Tierra la nave acuatiza en el océano, lo que se hizo realidad más de 60 años después.

El Viaje a la Luna no excede los 13 minutos de duración, puede parecer cándida pero para ser de 1902 resulta extremadamente notable, imaginativa y espectacular. Es también una evidencia más del embrujo que nuestro satélite ha ejercido en la humanidad desde siempre.

19 DE JULIO DEL 2009

domingo, 12 de julio de 2009

BAD

Por Joaquín Peña Arana

Cuando Martin dirigió a Michael

Una de las cosas que caracterizaron a Michael en varias etapas de su carrera post Thriller fue la manía por rodearse de nombres famosos para que participaran en alguna de sus ocurrencias. En su momento Bad fue transmitido como un videoclip que iniciaba a partir del intento de robo en el subterráneo y así fue como lo vimos millones sin conocer el concepto total detrás de la historia.

Bad no es sólo un extraño video mixtura de Flashdance y Breakin. Es un cortometraje que narra el conflicto entre un muchacho humilde quien debe decidir entre escapar del barrio y su violencia o sucumbir al deseo de los suyos, aquellos en quienes no desea convertirse. Sorprende ver a Michael en esa atmósfera, como incrustado en una película de Nouvelle Vague, hasta la tipografía muy al estilo del cine y las series de televisión gringas de los años setenta. El remate con el nombre de Martin Scorsese en el zoom in que nos introduce al hogar del protagonista nos pone en alerta : lo que está por venir quebrantará los esquemas habituales del videoclip. Y sí, el malo es Wesley Snipes.

Los que saben de la onda de la música pop y el impacto de los medios electrónicos en la sociedad dilucirán qué tan avant-garde fue Michael en aportar conceptos nuevos y desafiantes en el mundo del videoclip, en tanto, Bad queda como una pieza genuina, inusual, entrañable. Cada uno de sus 18 minutos lo valen.

12 DE JULIO DEL 2009


domingo, 5 de julio de 2009

TANGO BAR



Por Joaquín Peña Arana

Yo me juego entero, qué le voy a hacer

Para los neófitos en temas gardelianos es sólo una película antediluviana inspirada en un género musical cursi protagonizada por un tipo que se vaciaba todo el gel en la cabeza. Pero aguas. Después de rascarle un rato se descubre que, definitivamente, no es una película cualquiera.

De tan mítica y legendaria en que se ha convertido la figura de Carlos Gardel resulta cuasi irrevocablemente atrayente verlo en movimiento, escuchar su voz. Percibirlo vivo. No he tenido el placer de ver sus películas anteriores pero bien me puedo aventurar a decir que Tango Bar encarna la cosmogonía que forjó con sus canciones y su estilo de vida : riesgo, sofisticación, barrios, cosmopolitismo, glamour. Abordar un barco en busca de nuevas experiencias entre intrigas tejidas alrededor de alhajas de millonario costo. Y Gardel en el centro, yira, yira.

De acuerdo a los conocedores, Tango Bar fue el último filme de Gardel. Lo rodó mientras se encontraba en Nueva York, en 1935. La época fue benévola con El Mudo, le tocó esa explosión mediática donde la radio y el cine reinaban, formando parte de la vida diaria de millones, impregnándolos de las tendencias de moda. De hecho filmó antes de Tango Bar otra película cuyo título inmediatamente remite a Gardel y al tango, El Día que me Quieras.

En el momento de filmar Tango Bar Gardel se ubicaba en la parte más alta de su carrera, había dejado de presentarse en Argentina porque llevaba años viajando entre Estados Unidos y Europa. En abril de 1935 inició una gira que incluía a nuestro país. Jamás logró terminarla. En junio el aeroplano en que viajaba se estrelló con otro en el aeropuerto de Medellín.


5 DE JULIO DEL 2009